El mundo del emprendimiento necesita personas que amen lo que hacen, que pongan pasión en cada paso que dan en su trayectoria vital y profesional, y que aspiren a impactar en la sociedad con sus ideas y nuevos modelos de negocio.

Sólo así se alcanza ese círculo virtuoso que en ocasiones aflora de la mano de todos los agentes del ecosistema -startups, inversores, aceleradoras, corporaciones y sector público- y que es crucial para construir un mundo mejor y más justo.

Desirée Alayza es un huracán que irradia energía allá por donde pasa. Bastan solo unos minutos de conversación, para percatarse de que esta abogada -inversora, asesora, mentora y tantas y tantas otras facetas más en su camaleónico currículo- no podía haberse dedicado a otra cosa. 

[WeInvest o la red de mujeres inversoras que no quiere hablar de ellas, sino del negocio e impacto que crean]

Ya con tan sólo nueve años tenía claro que quería ser abogada. La vocación por el mundo del derecho despertó en ella desde bien pequeña en su Lima natal, en parte por el estudio de abogados de su entorno familiar más cercano, y porque conectar y "enarmorarse" de los problemas de la gente es una de sus habilidades.

Es difícil lograr de otra manera el impacto que siempre ha perseguido en su faceta como inversora y que, ya desde bien temprano en su etapa profesional, la predeterminó a mirar más allá del derecho tradicional para abrir una ventana a la innovación y la tecnología, que le llevaría primero al mundo del venture capital a través de EY, para más tarde adentrarse en el apasionante mundo de la inversión.

[Decálogo para emprender al otro lado del Atlántico: pros y contras de las startups que ya crecen en EEUU y Latam]

Y es que Desirée Alayza estaba llamada a desempeñar un papel mucho más creativo y disruptor en el mundo de la abogacía. Su labor en estos últimos diez años ha contribuido a desarrollar los ecosistemas de innovación y emprendimiento en Latinoamérica y España y, especialmente, a allanar el terreno y visibilizar a la mujer inversora y emprendedora en ambas áreas geográficas.

Conocedora del potencial transformador que emerge cuando sector público y privado van de la mano de forma coordinada, su paso por la Cancillería de Perú -Ministerio de Relaciones Exteriores- primero, y la Alianza del Pacífico, después, fue clave para que Desirée Alayza quedara prendada del mundo del emprendimiento, un sector que contribuyó a aterrizar en Latinoamérica. 

Desirée Alayza, EY Director - Seed by EY Lead.

De hecho, cuando aterrizó en la Cancillería de Perú, el ecosistema startup era muy incipiente -en Latam, pero también en España-, ni tan siquiera existía prácticamente esa denominación para este tipo de empresas emergentes.

"Se hablaba de transferencia tecnológica, de cooperación internacional para la innovación. Era un mundo muy interesante, pero muy poco digerido. En las políticas públicas de innovación, yo siempre buscaba el aterrizaje, a través de un modelo de negocio innovador, que requiere siempre la forma de mantener una sostenibilidad en el tiempo y un crecimiento exponencial", relata a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL.

"El crecimiento exponencial es el componente adrenalínico de la startup, pero el impacto es lo que siempre me ha movido y creo que en la mayoría de las mujeres también es un punto en común"

La inversora confiesa que ese mundo la cautivó desde el minuto uno, pero siempre con el impacto como elemento transversal a su labor. "El crecimiento exponencial es el componente adrenalínico de la startup, pero el impacto es lo que siempre me ha movido y creo que en la mayoría de mujeres también es un punto en común y un valor añadido".

En su etapa trabajando para el Estado, Alayza pasó de ser una abogada, centrada en el ámbito internacional, a aterrizar en el apasionante -y hasta ese momento muy poco explorado- mundo del emprendimiento y la innovación.

El desarrollo de políticas públicas de innovación

Desarrolló políticas públicas de innovación, proyectos transfronterizos que permitieron agrupar a aceleradoras, incubadoras, emprendedores, grandes corporaciones para hacer una agenda público-privada de innovación.

"Fue muy inspirador ir convenciendo al sector público y privado de invertir en innovación porque era la forma que realmente teníamos de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos".

Recuerda con especial cariño el encargo de diseñar el primer fondo de fondos peruano público. "Esa fue la experiencia más clara en temas de inversión que tuve, en temas de inversión para que las startups pudieran avanzar y las limitaciones que teníamos en varias aristas".

"Nos costó tres años crearlo y terminamos colocando 70 millones de soles, unos 20 millones de dólares aproximadamente, desde el Ministerio de Economía". Esta experiencia fue vital para la siguiente etapa de Alayza en el sector privado que llegaría de la mano de EY y de una propuesta laboral que zanjaría su etapa trabajando para la Administración pública.

EY como catalizador de una nueva etapa

"En ese momento tengo la suerte de que EY me hace una oferta para crear un área relacionada con venture capital. Acepté el reto y armamos un área muy especializada centrada en inversión de startups, donde poco a poco vamos integrando el esquema de inversión de impacto que hoy está cada vez más presente en el venture capital".

Con Iberoamérica siempre como el denominador de su trayectoria, Alayza comienza a viajar a uno y otro lado del Atlántico de la mano de EY y, fruto de su experiencia cosechada durante años, despierta su vocación por la inversión. 

Desirée Alayza se inició en el ámbito privado del emprendimiento y la inversión de la mano de EY.

"Mi experiencia en el fondo de fondos, que fue montar un fondo con dinero público para invertir en fondos privados y finalmente invertir en startups, fue inspiradora para mí y me llevó al convencimiento de que también tenía que hacerlo por mi lado".

Sus primeros pasos como inversora pronto le llevaron a involucrarse con proyectos emprendedores impulsados por mujeres. "Ahí empiezo a invertir, con pequeñas cositas y aportar mi knowhow; asesoría o mentoría, todo aquello que estuviera relacionado con el derecho y con el modelo de negocio, estrategias y demás elementos necesarios en este tipo de empresas".

Su aterrizaje como inversora

Es en este momento cuando Desirée Alayza se involucra en la creación de una red de inversoras y business angels en Latinoamérica. "Ahí estaban Marta Cruz y Susana García Robles, dos inspiraciones para todas las demás que queríamos llegar donde ellas estaban, por su trayectoria y por su contribución para desarrollar estas redes de mujeres inversoras en Latinoamérica que arrancaron con mucha fuerza".

Alayza recuerda con cariño aquella etapa en la que, además, a través de su labor en EY ayudó a cerrar la brecha entre Europa y Latam a la hora de forjar emprendimientos.

"Con EY emprendimos la tarea de crear en España una puerta de entrada a Europa para la inversión y la startup de Latinoamérica". En este sentido, su papel fue enriquecedor para fomentar sinergias a ambos lados del Atlántico. 

"Comienzo a desarrollarme en ambos continentes a través de este puente y entre otras mujeres inversoras que ya nos conocíamos por WeInvest y otras redes de inversoras, mi camino se cruza con Patricia Pastor, de Next Tier Ventures".

"Enamorarse" del problema, no de la solución

Reconoce que el perfil de la inversora valenciana y el suyo se complementaban perfectamente, lo que les permitió aunar sinergias a ambas en Next Tier Ventures y comenzar a contactar con mujeres emprendedoras para enriquecer el ecosistema a ambos lados del océano.

Pero ¿qué atrae a Desireé Alayza a la hora de brindar su smart capital a una startup? Conectar con el problema, no con la solución es su receta para afrontar los retos en el emprendimiento.

"Conecto mucho con quien está muy apasionado por su proyecto y muy conectado a la vez con el problema, porque la solución puede pivotar en el tiempo, pero tiene que estar conectado y enamorado del problema", asevera.

Y ante todo, y sobre todo, el factor que nunca debe fallar en la ecuación para que Alayza derroche toda esa energía que vuelca en todos y cada uno de sus proyectos: el impacto.

"Conecto mucho con quien siente pasión por su proyecto y está muy conectado con el problema, porque la solución puede pivotar con el tiempo"

"Este es el tipo de emprendimiento que me motiva, porque si no hay impacto social, medioambiental o económico, no voy a conectar", puntualiza.

En este punto del proceso entra su experiencia en el mundo el derecho, ese valora añadido que suma a su faceta de inversora y que proviene de años en la primera línea de esta profesión. "Creo que, en las fases más tempranas, aporto esa estructura legal y definición del modelo de negocio que a veces es difícil de atender porque el equipo está aquí muy centrado en la fase creativa y de la idea del proyecto".

Desirée Alayza.

En un momento clave para el emprendimiento en Latinoamérica y España y, en concreto para el despegue de la mujer en el sector -como inversora y fundadora-, Alayza asegura que ambos ecosistemas están muy próximos en cuanto a la determinación de las startups fundadas por mujeres para imponer un nuevo liderazgo.

"En un principio creía que había más diferencias entre las emprendedoras latinoamericanas y españolas, pero son muy similares. "Cuando la mujer fundadora inversora defiende un proyecto, es porque lo tiene todo muy consolidado, y la mujer latinoamericana ha crecido muchísimo en los últimos año. Si se presenta ante un inversor, es porque sabe de lo que habla y lo que está diciendo".

¿El problema? Los sesgos de género y lastres derivados de una cultura que todavía no les permite explotar todo su potencial. "Tenemos que ser capaces de que vean el valor añadido que hay en fallar: la mujer no se permite equivocarse. Le cuesta, porque sabe que tiene mucho más que perder que el hombre aún. Son más modestas".

Visibilizar su labor y ayudar a que más mujeres inversoras y emprendedoras den el paso es el antídoto más efectivo para cambiar esta realidad. Figuras como Desirée Alayza, con su ímpetu y determinación, están contribuyendo a construir un relato contra la desigualdad a uno y otro lado del Atlántico.