Nunca debió bajar a los infiernos, pero su periplo por Primera Provincial de Aficionados va a ser breve. O así espera el Villa de Simancas, que este sábado puede lograr ante el CD Rioseco el ansiado ascenso a Primera Regional de Aficionados, sexta categoría del fútbol español. Como la vida misma, el fútbol es un estado de ánimo. Rememoramos con nostalgia los éxitos del pasado cuando el camino por el que transitamos tiene piedras que te hacen tropezar. Así se ha sentido el Villa de Simancas. En la temporada 2020/21 se quedó a un suspiro de alcanzar la Tercera RFEF, pero el Palencia CF truncó su sueño. Dos campañas más tarde, en la 22/23, se viviría una pesadilla, lo impensable para el club. El curso empezaba con un equipo nuevo. Se produjo entonces el éxodo de jugadores clave y la reconfiguración de un equipo con múltiples piezas nuevas que no se llegaron a acoplaron con éxito. La pesadilla se hizo realidad y el Villa de Simancas certificó su descenso en abril.

Ahora, un año después, esos llantos derramados por el descenso pueden convertirse en lágrimas de felicidad. El ascenso a Primera Regional de Aficionados puede certificarse este sábado si el equipo simanquino vence. De no ser así, dispondrá de una nueva oportunidad en la última jornada ante el Rayo Cenobia de Cecosa. Son cuatro puntos los que le separan de la U.D Sur, por lo que una victoria certificaría el ascenso de manera matemática a falta de una jornada.

En este transcurso de altibajos, Gonzalo Esgueva es el único superviviente que vivió la brillante temporada en la que el conjunto de la franja estuvo a punto de pisar la Tercera RFEF. Después de aquella temporada, se fue de Erasmus a Irlanda y prosiguió con su aventura en Granada. Añoraba tanto el fútbol que en su regreso a Valladolid decidió volver al lugar donde fue feliz. Como él mismo explica, la temporada no ha sido fácil. “Estamos contentos, pero ha sido un año complicado. El objetivo siempre ha sido ascender. Hemos ocupado el liderato hace cinco jornadas después de ir a remolque todo el curso”, afirma el mediocentro.

“Tenemos ganas de que llegue mañana, queríamos ‘comernos’ esta semana de entrenamientos y disputar ya el partido”, señala Gonzalo. Se espera que Los Pinos sean un lugar festivo. Los que se desplacen para vivir el encuentro gozarán de sorteos, regalos, música en directo y varias sorpresas.

Buena inercia y solidez defensiva

El Villa de Simancas atraviesa el momento más dulce en el tramo decisivo. Ha encadenado diez victorias consecutivas, a lo que hay que añadir su rocosa defensa que le ha aupado como el equipo que menos encaja, con solo 30 dianas recibidas. Pero el camino no ha sido fácil. “Cuando pierdes, te desanimas un poco, pero Gustavo, el míster, y el cuerpo técnico siempre ha creído y nos ha empujado para estar más fuertes en la segunda vuelta”, confiesa.

El Villa de Simancas encadena diez victorias consecutivas Rosa M. Martín

Una rotura en el aductor, a principio de temporada, ha privado al centrocampista de tener regularidad. Sin embargo, ha encadenado cuatro partidos disputados y para este sábado llega en plenas condiciones. Habla de lo que puede suponer el ascenso. “Sería una alegría inmensa porque algunos de los jugadores vivieron el descenso. Tenemos un cuerpo técnico que ha dedicado mucho esfuerzo en llegar a lo más alto. Gustavo nos ha transmitido que teníamos la capacidad para ascender de sobra. Supondría un premio para ellos”, señala.

El partido ante el CD Rioseco dictaminará sentencia. El Villa de Simancas ansia cantar el alirón, para ello dispone de 90 minutos en su estadio ante su gente. Aunque dispone de una segunda bala en la última jornada. El ascenso se toca con las yemas de los dedos, pero no está amarrado. Ilusión y ambición no faltarán en la cita de este sábado.